miércoles, 11 de mayo de 2016

Esta es una muestra de mi trabajo fotográfico y literario, a través de él, invito al público  a captar sensaciones y expresarlas. Para ello acompaño mi obra, con elementos que han formado parte del paisaje o escena fotografiados, o han servido de inspiración a poemas o relatos. Como pueden ser un trozo de maroma, restos de una riada, plumas de aves, plantas aromáticas, un pañuelo, una lámpara...
El visitante podrá participar activamente con el material disponible en la exposición, tanto para escribir como para fotografiar.


En el caso de los cuentos infantiles, pretendo con ellos que los mas pequeños se acerquen a la literatura haciéndoles protagonistas . Disfrutaran creando sus propias historias, haciendo figuras de plastilina, recortando , dibujando personajes a los que darán vida con su imaginación, ayudados por los animadores que les guiaran en una aventura divertida.

 




















DIANA DORMIDA













AUTORRETRATO




DOBLE MUERTE

 


SER PALOMA






























 

 











Relato corto

REGRESIÓN

Hay un hombre, amenaza con cortarme la lengua con una cuchilla. Tengo miedo, estoy sola.
La casa es enorme. llena de extraños, o ¿la extraña soy yo ? Ellos viven aquí son una familia, pero... y mi familia ¿ por qué no estoy con ella ? ¿ por qué me trajeron a este lugar ? lejano, aislado, en donde el miedo ocupa la soledad de las lágrimas sorbidas en secreto. El corazón se encoge y la conciencia de cuatro años de una niña desubicada, se disuelve en incertidumbres. El desamparo raja los pulmones, el aire se pierde por las brechas, la garganta se angosta de sal y el pensamiento se sume en un limbo de ansiedad.
Quiero sentir el abrazo de mi madre, quiero jugar con mis hermanos en nuestra modesta casa de patio sin tapias. Oler el San Pedro de la entrada.
Cierro los ojos e imagino que estoy frente a la puerta , descorriendo la manta alpujarreña que cuelga del quicio a modo de cortina. Pero no consigo imaginar que la atravieso, porque la realidad con su tenaza me sujeta a La Casa Grande, a su patio empedrado, a sus habitaciones de bigas y altos techos. La antigua cuadra, al estanque. Las esquinas en donde temo toparme con el carpintero y su cuchilla. El hombre bromea, lo saben todos menos yo.
Apartada de mi entorno, absorbo el rechazo, ¿ por que me separaron de todo cuanto conozco y extraño ?
Si alguien me explicara...
Los días expandidos son un mar de brea, yo un naufrago sin norte. Paseo la casa en solitario, me atrae la parte inhabitada. En esta habitación cerrada hay un misterio, descubierto por el sol filtrado atreves de persianas. Sorprendidos los muebles de su olvido, al roce de la mano infantil, expelen partículas de polvo que viajan la luz como minúsculos fantasmas suspendidos en la claridad. Creo que estoy en un antiguo laboratorio, los objetos y los muebles son raros, encuentro una caja con cristales rectangulares, pequeños, como los que se usan para poner muestras y analizarlas. Atraída por la curiosidad visito a menudo esta sala, sin que nadie me eche en falta.
Son las tardes largas y dolorosas. Al borde del estanque me siento a tirar piedrecillas blancas para sorprender a las ranas camufladas entre el verdín y verlas saltar con brio. salpicando, haciendo ondas.
Quiero estar con mis hermanos.
Mamá...¿ estará triste ? fue ella quien me trajo, preparo mis ropas, esas que no compramos, las que nos dan, la ropas que no le vale a otros niños. No tengo sitio propio, no tengo ropa nueva. Eso no importa, como tampoco importa el caramelo que me dan estos extraños cuando me ven muy muy triste.
No quiero dormir mas noches con ese matrimonio que se acuesta desnudo ¡no quiero dormir entre los dos ! ¿ por qué se ríen y comentan divertidos la noche pasada ?
¡Quiero ser una rana y perderme en el estanque ! entro en él, pero soy grande, mucho mas grande que una rana y no puedo esconderme bajo el agua, ni entre el musgo pegado a las paredes.
Con las ropas y el alma húmedas, me sacan a la fuerza del estanque, me riñen, me zarandean, acabando así de desajustar lo que queda en orden dentro de mi. Todas las piezas se mezclan ¡ estoy muy confundida! ¿soy mala ? ¿ soy sucia ?...
Los eucaliptos observan impotentes la injusticia, susurran sus hojas lanceoladas ...¡ niña, escapa!
Sé, que la carretera está al final del camino, y mas allá mi casa. Es un camino largo descendente con arboles a ambos lados, luce el sol y también grita: ¡ escapa !
Y corro...corro...no miro mas que al suelo, veo la gravilla, la tierra dibujada de sombras, no estoy sola en mi huida, los eucaliptos me acompañan al borde del camino, hojas secas en el suelo, hojas verdes en las ramas, rabia en el corazón. Y este sabor amargo a frustración.
El muchacho me alcanza cuando estoy llegando a la carretera, es mas fuerte que yo, creo que tiene catorce años.
¡ Suéltame ! - lloro, pataleo, muerdo...es inútil.
Me devuelve a La Casa Grande.
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Hoy, bajo las palmeras, 50 años después, extinguidos los miedos la conciencia se aquieta.
María José F. G.


CIELO













...DE APERO









      




PAZ